miércoles, 27 de junio de 2012

¨Quiero tener el mismo corazón que tenía mi papá¨


Tiene once. Ojos do son diferentes, ya en Refleja la chispa de picardía, propia do Una niña de EDAD.  reír ya en cara feliz La do constantemente. Su inocencia Juega recuerdos con ellos. Padre Recuerdos de su, Eiber Granja José Torres, de Jahr Ocho HACE ver en ella, Cuando le DIJO que el IBA para más Dinero y nunca regresan.

Usted Angeli Ayala Micolta Angulo, una niña afrodescendiente que vive el sector de Baja Mar, en el municipio de Buenaventura él, uno de ellos las zonas más deprimidas que el departamento de Valle del Cauca ella.

Esta chica, que se lee como arrojar al mar nado con ropa pesar de los recortes do EDAD Tiene alma de mujer ha teñido ya adultos a sufrir uno de ellos envistes vida rodeada de dolor y miseria. 

En breves años del SUS, carne molida Angeli ha vivido en la desaparición del padre su, un pescador que estuvo de acuerdo en nada con Ella, su campana que Tuvo do Madre y Salir abandonarlos que país por amenazas de muerte.

"Mi Padre en Mucho Jugaba conmigo, pero donde me IBA Siempre llevaba. Ibamos a comprar el envío y al parque. Muchas compré cosas y juguetes como ellos MUCHOS muñeca de la Barbie. Tenis Yo un poco" Recuerda con lágrimas en el SUS ojos.

Angeli, que crean grandes porque una niña ya en Jugar lee como Barbie con ellos, que los dados Cuando Sali al supermercado a comprar el envío, do padre llenando feliz hacia los bolsillos de SUS MUCHOS dulces.

"Yo era el único que la mayoría Siete hermanos Sali con él, porque yo quiero mucho y recuerdo que, más de lo mismo en que el Día del Padre, él y 31 de diciembre recuerdo la fiesta de cumpleaños que me hizó con la mayoría de los amigos."

Angeli, ya que Fuera ayer, en el olvido lo último día vio a un padre su, José Torres Eiber Farm, que seis de febrero de 2004.

"Lo mas que yo me Doli FUE CUANDO leer una moneda y le pedí que me DIJO plata en tenis. En ese momento recibió una Llamada y FUE él. FUE Que la última vez que lo vi. Me DIJO que ya Veni, que la IBA reclamar una de plata para él Almuerzo y nunca más regresó ".

Para este pequeño, a pesar de que el sacerdote es parte de su su Jahr Ocho HACE, le siguen Sueno ser alguien en su vida, uno de ellos profesional, siendo médico e implementar la promesa de leer Hizo do padre.

"Yo le deci médico que quería ser yo y él decide que si él estaba vivo, Pues yo pagamos su carrera."

Angeli, quien actualmente estudia el sexto grado y reconocer que usted es el estudiante una buena lectura a causa de ellos perecen HACER tareas. "Quiero ser como Su padre," dijo La Niña.

"Yo quiero del Tener el Mismo corazón que Tiene mi papá porque él era Muy Buena Gente. Nadie lee negó nada. Nunca me niega nada."

A pesar de años de ellos en el saber de Eiber Granja José Torres, un humilde pescador y Tener Pesadillas constantes lees Muestra un sacerdote muerto, Angeli, Junto con los hermanos Siete Sus, a darle seguimiento de espera nacional.

"Yo quiero volver Quiero este lado de Nosotros al de Cuando bajo le voy a decir una vela a poco de las cosas:.. Que extraño y que quiero mucho Quiero Vuelva eso.".

(*) Fotos Amparo Vega Guzmán

martes, 26 de junio de 2012

Los pescadores que no han regresado

El drama de los familiares de las personas desaparecidas en el departamento del Valle del Cauca, al sur occidente de Colombia, cada día se torna más difícil, ya que siguen abandonadas, a su suerte y sin ningún tipo de apoyo.

En el municipio de Buenaventura, en la costa pacífica vallecaucana y a solo tres horas por carretera de Cali, la capital del Valle, no es nada fácil la situación que viven las esposas, hijos, madres y hermanas, de los pescadores que desde hace varios años se desconoce su paradero, la mayoría de los cuales dejaron entre cinco y ocho hijos.

Estas mujeres y niños y niñas afrodescendientes de la costa pacífica vallecaucana, quienes en su mayoría habitan en el sector de baja mar, en humildes casas elevadas en pilotes de madera, no solo viven la angustia de la ausencia de su ser querido, sino que viven rodeados de todo tipo de violencia (muerte, amenazas, violaciones) que imponen los grupos armados al margen de la ley, que tienen su propio régimen en esta zona en donde no entran ni las autoridades y menos el Estado.

Este es el caso de Marisol Congolino, una mujer afrodescendiente que desde el 28 de julio de 2010 vio por última vez a su esposo, José Blasmaría Gamboa López, que salió con un amigo rumbo a Cali, para arreglar unos motores diésel, y esta es la hora (dos años) que no ha regresado a su hogar, donde lo esperan cinco hijos (tres niñas y dos varones).

José, que iba a cumplir 45 años de edad antes de su desaparición, es un pescador experto en motores fuera de borda gracias a los estudios que hizo en el Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje), hecho por el cual, según cuenta Marisol, se lo llevaron para Cali arreglar varios de ellos.

"La última conversación que tuve con él fue por teléfono en septiembre de ese año (2010). Le pregunté por qué se estaba demorando tanto y me respondió que apenas terminará el trabajo se venía. Le dije que en octubre era la confirmación de su hijo y qué si iba a estar y me dijo que con la ayuda de Dios estaría para esa fecha", recuerda Marisol.


Esta mujer, que al recordar esos momentos se le salen las lágrimas, añora los 22 años que llevaba conviviendo junto con José, con quien tuvo cinco hijos, dos de los cuales ya fallecieron y que tenía a cargo dos hijas más de otra mujer.

"Me tocó que entregar las dos niñas porque me quedaba difícil cuidarlas. Tenía que salir a buscar el transporte de mis hijos que estudiaban y para no dejarlas solas se las entregue a la mamá".

Marisol, recuerda que con su esposo planearon la celebración de los quince (15) años de la hija menor.

"Ella le da mucha nostalgia como no va estar el papá. A todos nos da bastante nostalgia porque no va estar él. Es un vacío muy grande en la familia. Siempre los muchachos, sea como sea, necesitan la figura paterna y más con dos hijos varones. Tengo problemas con el menor, porque quiere coger malos vicios. A uno solo de madre criar a unos hijos es difícil. El mayor tiene 22 años, el menor 17 y la niña que va a cumplir 15 años".

Esta mujer afrodescendiente, que reside junto con sus hijos en el Barrio San Francisco de Asís de la Comuna Siete (7) del municipio de Buenaventura, sostiene que en el entorno en donde ellos viven hay mucho peligro".

"Los muchachos que no son viciosos son rateros (ladrones) o se meten a X o Y grupo y las niñas desde pequeñas ya las violan, las sonsacan para que vayan a vivir con los tipos esos de los grupos al margen de la ley, entonces yo no quiero eso para mis hijos", recalca Marisol.

Los sueños no se concretaron

José es calificado por su esposa, como una persona muy sensible. Asegura que él era muy dedicado a su familia, que siempre fue responsable en su casa y se esmeraba muchos por sus hijos.

"Él siempre le pedía mucho a Dios que le diera larga vida para el criar a sus hijos, para él verlos unos profesionales y que juntos llegáramos a la vejez, pero con lo que ha sucedido ahora estos sueños no se han podido realizar y creo que no se puedan concretar porque ya dos años que va a cumplir de haberse desaparecido y a uno no le han dicho nada si él esta vivo o está muerto".

Marisol agrega que es muy difícil recordar los momentos buenos que compartió en familia con José.

"Íbamos al parque a recibir aire fresco, ha despejar un poco la mente. Celebrábamos los cumpleaños, el Día de la Madre y la fiesta del Padre con una comida. Ahora no se pueden vivir porque hace falta ese miembro principal de la familia. Es una cosa muy dura. Ahora no nos da ganas de salir a ninguna parte".

Para Marisol, ella vive porque la vida continúa y porque sus hijos le dan fortaleza.

"Ya que con él (José) no puedo cumplir el sueño, tengo que luchar por ver a mis hijos profesionales, de que sean unas buenas personas, así me toque tragarme mi dolor, porque es lo que todos los días hago. Yo duermo con una fotografía de José. Mis hijos me pregunta que por qué tengo esa foto y yo les digo que no me la toquen. Tiene un lugar muy especial. Esa foto de ahí no se me puede desaparecer, le insisto a mis hijos"

Marisol, con voz entrecortada, asegura que sea donde sea que él esté, él les va a dar fortaleza para seguir adelante y seguir luchando.


"Hay que tratar de cumplir el sueño que en familia teníamos. Al menos que mis hijos terminen sus estudios. El papá siempre les decía: mis padres no me dieron estudio y yo por eso me mato trabajando para que ustedes tengan estudio y salgan adelante y no pasen los trabajos que pasé".

(*) Fotos Amparo Vega Guzmán