miércoles, 13 de octubre de 2010

“No sabemos las razones. El caso fue que los mataron. Fueron las AUC. Sin ninguna razón”

A las 10 de la noche del sábado 26 de Agosto del año 2000, la caseta Los Faraones, en la Vereda Triana -kilómetro 43 de la carretera entre Cali y Buenaventura- todo era diversión.

Luego de un fin de semana de mucho trabajo, los hombres y mujeres de este sector de la carretera al mar pacífico se encontraban para bailar, tomar y hablar.

De un momento a otro, esa alegría se torno en tragedia. La Caseta Los Faraones dejó de ser un sitio de rumba, para convertirse en el lugar de muerte, luego de que el Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, llegaran al sitio y masacraran a tres hombres indefensos: Pedro Celestino Viafara, Orlando Ángulo y Héctor Fabio Ortíz Holguín.

Fue allí hasta donde llegó la Caravana por la Vida y la Memoria, en donde colocó otra cruz a pocos metros de la caseta -a la cual se llega cruzando un puente colgante de madera- para recordaron diez años de la masacre, así como la muerte ese mismo día en otro sector de la vía, de Raúl Riascos, Jairo Ibarguen y Alicia Aguiño.
Señalando la caseta, Nidia Ortíz, hermana de Héctor Fabio Ortíz, relata como fue la masacre, de ese Sábado que nunca olvidaran.

“Era un Sábado, el 26 de Agosto. Estábamos nosotros bailando cuando llegó esa gente. Se bajaron del carro y nos llevaron para el otro lado y allá empezó todo. Primero mataron el esposo de doña Victoria, don Pedro; después siguió Orlando, el esposo de otra compañera y de ahí mi hermano. No pues, no sabemos las razones. El caso fue que los mataron. Fueron las AUC. Ellos dejaron letreros en las casas. Sin ninguna razón”.

La hermana de Héctor Fabio Ortíz, sostiene que por más plata que le den dentro de la Ley de Justicia y Paz que actualmente juzga a los paramilitares desmovilizados, eso no recompensa nada.

“El proceso de Justicia y Paz, no, porque si le van a pagar a uno algo, eso no recompensa la vida de los seres que mataron ese día ahí. De ninguno de los que han matado. Por más plata que le den a uno, eso no recompensa nada”.

Pero las masacres, al parecer tuvieron un motivo. Una mujer habitante de este sector asegura que luego de cometer la masacre ese 26 de Agosto del año 2000 en la Vereda Triana, los paramilitares pintaron en varias casas de la vereda Triana la frase: “muerte a ratas, sapos y guerrilleros”.

“Ahí donde esta esa caseta que se llama Faraón, ahí fue la masacre. Cuentan los que estaban acá, que cuadraron la camioneta vino tinto. Allá había una casa y sacaron al señor de allá y aquí había una tienda y sacaron a los muchachos que estaban ahí. Los pasaron a todos a ese lado y cuentan los que estaban allá que había un encapuchado entero y una voz de mando que les decía que sí, que era vicio de la gente de aquí de estar quemando las mulas y de estar rompiendo el tubo. Que dejaran eso. Llegaron hasta la entrada del puente, entonces el que estaba de negro le dijo algo al oído al que tenía la voz de mando y se regresaron otra vez para el billar y ahí empezaron a masacrar a nuestros seres queridos. Primero fue Pedro Celestino Viafara, el segundo fue Orlando Ángulo y el tercero fue Héctor Fabio Ortíz. De ahí lo otros los mataron en Zaragoza y ahí completaron las siete personas, porque cada vez que hacían las masacres las hacían de siete en siete. Nosotros sabemos que fueron los paramilitares porque quedaron hay escritos las AUC en esas casas de allá y dejaron escrito muerte a ratos, sapos y guerrilleros. Cuando HH se entrego dijo que el se hacía cargo de las masacres de Cisneros hasta Buenaventura”.

Este relato, fue complementado con una frase con la cual se termino de colocar otra cruz en la vía Alejandro Cabal Pombo-Dagua-Buenaventura, en donde hace diez años el Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, masacraron y desaparecieron más de 50 personas, entre adolescentes, hombres y mujeres.

“Somos semilla, somos memoria. Somos el sol que renace ante la impunidad”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario